Cuando llega el otoño refresca y cumplo años. Mi hijo ya se avivó de que no tengo 5 años y sabe que el domingo cumplo 41. Me duró muy poco la ilusión. Igual 41 es un lindo número. Estoy pensando qué voy a hacer para mi cumpleaños. Me cuesta realmente festejar con fiesta y alcohol, porque la verdad no es algo que me llame la atención ya. Me divierte más una comida con amigos que boliche música y bailar. Pero esto no es de ahora, creo que siempre fue así. Cuando sos más joven la careteás más. Porque la gente siempre pide baile y quilombo. Veremos en qué termina el festejo de cumpleaños. Por ahora es lunes y desayuno en la cama, huyendo del ruido de la aspiradora, porque María ama esa aspiradora. Ayer me hice las manos y los pies y tengo dignidad. Hoy tengo que dar una clase, de nulidades societarias. Ah si, ahora soy docente. Tengo sueño y recién son las 8:09 del lunes. Hasta la próxima.