Inauguramos marzo con lluvia, como debe ser.

Me quedó grabado del año pasado que en marzo llovió todo el mes casi... qué lindo marzo.

Me encanta la lluvia, y no solo para estar en casa viendo tele o durmiendo una siesta, sino también para las actividades que me demanden estar quieta en algún lado, siento como que con la lluvia todo se paraliza un poco. Lo malo de sentir eso es que cuando te das cuenta de que no se paraliza, te enoja.

Por ejemplo yo hoy de mañana, me levanté 7:20 (a pesar de haber dormido mal a causa de pesadillas y tos), me hice el desayuno, apronté la mochila del gym y salí a la calle como cualquier día. TERRIBLE.

Encima salí del psi y me fui a comprar unos regalos, tal como había planeado anoche cuando no me podía dormir, y me metí en un negocio a romper las bolas a las empleadas, que seguro esperaban que por causa de la lluvia no entrara nadie en todo el día.

Después me vine a trabajar tranquila, y me encomendé a terminar cosas que me daba fiaca terminar, y a iniciar otras que también me daba fiaca, todo como si afuera hubiera un sol tremendo, o sea como esos días normales de siempre.

Una cosa de locos.

Igual ya fui suspendiendo actividades planeadas, como el gym, porque no me da el corpo. Tengo dolores, toso seco seco, y quiero estar acostada. Pero hoy de mañana muy lúcida yo me dije, "basta de autocompadecerme, cómo si no fuera a salir porque llueve". Me sorprendí a mi misma, impresionante lo mío.

Ahora que suspendí el gym seguro cuando llegue a casa no llueve más, y me meto en el depto a molestar a N. que ya tenía organizado que cocinar y todo. Y la rutina se nos va al carajo.

De todas formas no siempre soy como hoy, en general hago diferentes los días de lluvia, eso si, nada de no salir, porque después de todo la piel es impermeable... nada de no mojarse.

Cuando era chica mi mamá no me dejaba faltar a la escuela los días de lluvia. Nunca. Siempre estaba en el grupo de los que iban igual, y la pasábamos bomba, era un día diferente a todos, eso sí, cuando caía un profesor tratando de dar tema nuevo o seguir con el programa como si fuera un día de sol, ahí nos poníamos locos...

Igual siempre me sentí orgullosa de no acostumbrarme a faltar a la escuela, eso me vino bárbaro para la disciplina en la facultad, cuando no tenía a mi vieja gritandome que me levante. Como resultado, JAMÁS me quedé libre de faltas, ni en el secundario ni en la facultad, y estoy orgullosa de ello, y voy a ser igual con mis hijos.

Eso de que no vas a la escuela porque llueve es cualquiera, si llevás paraguas y piloto no te mojás, y si te mojás no te morís, no sé por qué la gente piensa lo contrario. Obvio que si hay un huracán no vas, pero si solo es agua no pasa nada.

Cuando volvía de la escuela siempre comíamos algo calentito para que la lluvia no nos de frío, y listo el pollo. Una polenta con queso o una sopa, que rico.

En verano, cuando llovía a la siesta, en el barrio de mi abuela era costumbre de los varones salir a correr abajo de la lluvia, en patas y sin remera... ahora que me acuerdo era a correrse nomás como boludos. Igual era divertido, yo nunca salí obvio, no era para las mujeres eso. Además si era cerca de carnaval te tiraban bombitas y no era copado.

Obvio comíamos torta fritas y tomábamos mate, más de grande lo reemplacé por pochoclo (pororó se dice allá), y mate de te. Que rico.

Bueno, hoy si no voy al gym hago pororó, y un te con limón, así le pego un poco a la gripe no?

Saludos