Lecturas de verano*



Ya hablamos de la poca gente que se fue en esta primera quincena de enero de la ciudad, pero debo admitir que he estado viajando mejor en el subte, es decir, se nota la diferencia.

La mayor diferencia es como la gente puede leer en el subte. O sea, ya sabemos que muchos leen (leemos) parados en el subte, los que van sentados siempre pueden leer o dormir.

Lo excepcional es que los que vamos parados, podemos leer. Por qué? simplemente porque el subte va más vacío y las hordas de gente no te obligan a cerrar el libro cuando estás en el mejor momento porque estando 5 personas por metro cuadrado nadie puede leer.

Entonces esta semana he notado que hay más gente leyendo.

Estamos todos de acuerdo en que en el subte hay que hacer algo para evitar pensar en el calor húmedo espantoso que hace, y para que se pase más rápido.

Muchos escuchan música, otros duermen, otros leemos.

Mi sensación es que se trata de lectura de verano. Al menos en mi caso es así.

Todos los años me concedo un libro que no es de lo que leería normalmente, pero me entretiene y muchas veces me atrapa.

O sea, el verano no es para andar leyendo Jane Austen en inglés (que lo abandoné temporalmente), entonces leo "Comer, rezar, amar". Sí, muy liviano.

Ahora, no soy la única.

Hasta hoy me daba vergüenza subirme a la moda, y leer el que fue EL libro del subte el año pasado. (sí, estaba lleno de minitas que buscaban la felicidad y el autoconocimiento en este libro en el subte leyendo a Elizabeth Gilbert).

Pero hoy vi un tipo leyendo Osho, y dije listo, estamos todos.

También se lee mucho John Grisham, que todos sabemos es EL autor del transporte público porteño, tal como lo fue Dan Brown en su momento y por qué no Katzenbach.

Hay muchos otros que calman su sed de lectura con los periódicos gratuitos (La Razón, y El Argentino), y varios que leen Oblogo, pero sobre todo a la tarde.

En el fondo creo que todos tratamos de imaginarnos que estamos de vacaciones, y leemos en una hamaca paraguaya.

Es como no caer en la realidad de que estamos en el mismo subte, con el mismo calor, y con las mismas demoras que en diciembre.

Creo que está bueno mantener la ilusión...

Saludos



*Cómo estaremos limando en verano que hasta titulo al estilo de Clarín.

Comments

es como abrir una ventana, zambullirse en el agua, saltar a otro escenario... lo que sea con tal de huir del subte. no?
Pali said…
A mí los viajes en subte leyendo se me hacen super cortos, y cuando no leo, me entretengo viendo lo que leen los demás.
Un libro que adquirí gracias a un pasajero es "CRONICA DEL PAJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO" (Haruki Murakami)de la curiosidad que me dio.
Igual, leer parada me pone en un dilema. En esas situaciones, yo me pregunto: "Flaco/a, ¿acaso no ves que estoy leyendo? ¿Por qué no viajás vos parado/a y me das el asiento a mí que estoy haciendo algo más útil?
Por otra parte, leer sentada tiene sus contras, porque cuando se llena el subte las sombras de los que están parados te quitan toda la luz.

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